Nuestras anchoas han sido elaboradas con pesca cuidadosamente seleccionada de las capturas de primavera en el Mar Cantábrico. Trabajadas de forma artesanal, a mano, de una en una, de ahí su excelente color, sabor, textura y punto de sal.
Compramos nuestro propio pescado en las subastas de las cofradías para,
posteriormente, llevarlos hasta nuestra fábrica, donde comenzamos el delicado proceso. Las anchoas se descabezan, después se salan y se mantienen reposando en salazón entre nueve meses y un año. Tras este tiempo de maduración procedemos a trabajarlas una a una, quitándolas la piel y la sal. Dejándolas en las mejores manos Santoñesas que las lavan y secan para luego filetearlas con mimo y colocarlas en las latas y tarros que se cubren con aceite de oliva.